El caso mexicano ha sido
paradigmático para el estudio de las democracias latinoamericanas. Esto, toda
vez que en dicho país se ha desarrollado durante varias décadas un modelo
político híbrido, en tanto que contempla prácticas autoritarias con otras de
carácter democrático. De allí pues que en las próximas líneas esbozaremos, a la
luz de la recopilación hecha por Hartlyn, Diamond, Linz y Lipset (1999), los
elementos más resaltantes que caracterizan al régimen político que ha imperado
en México desde el triunfo de la revolución y la consolidación en el poder del
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Así pues, esta etapa de la
historia mexicana es caracterizada por Levy y Brubn (1999, p. 523) como una
“semi-democracia”, visión que refrendamos en tanto hay una serie de factores
que impidieron un desarrollo completo de la democracia liberal en dicho país.
Más allá de aquello que informalmente es conocido como la “Dictadura perfecta”
y que permitió al PRI gobernar durante 70 años sin perder una elección
presidencial (1929-2000), hay una serie de factores que nos permiten tipificar
en detalle las falencias de la democracia mexicana en dicho período: a) proceso
de cooptación de los sindicatos, b) el pasado no democrático y la tendencia al
autoritarismo c) la censura a los medios de comunicación d) la instauración de
una hegemonía monopartidista y la tendencia al presidencialismo centralista e)
la existencia de clivajes producidos por grandes desigualdades económicas y
sociales entre los mexicanos.
Estos cinco factores que a
nuestro juicio son determinantes para caracterizar a la “semi-democracia”
mexicana, operan dentro de cinco dimensiones esbozadas por Hartlyn, Diamond,
Linz y Lipset en su libro Democracy In Developing Countries (1999), obra
dedicada a estudiar el desarrollo de las democracias en América Latina, a
saber: 1) la estructura y alcance del
Estado (State Structure and Strength), 2) el legado histórico del país
(Historical Legacies, Paths and Sequences), 3) Las instituciones políticas
(Political Institutions), 4) Los clivajes de clases y problemas de desigualdad
(Inequality, Class, and other Cleavages) y 5) El papel de la sociedad y
asociaciones civiles (Civil Society and Associational Life). En resumen, esta
serie de factores –operando sobre estas 5 dimensiones- hacen que México se
presente como una “semi-democracia” o una democracia a medio andar, donde se
hibridan comportamientos democráticos con otros de corte autoritario.
a)
El
proceso de cooptación de los sindicatos
Refieren Levy y Brubn cómo desde
su génesis, el sindicalismo mexicano estuvo permeado y controlado por los
partidos políticos (especialmente por el PRI). Este aparte, que opera en la
dimensión “Civil Society and Associational Life”, nos recuerda cuán importante
es que las centrales de trabajadores tengan, aún por encima de las militancias
partidistas, autonomía de acción en la formulación de sus agendas y pliegos de
peticiones. De lo contrario, como se señala en el caso mexicano, se asiste a un
proceso de condicionamiento y control por parte del poder central a estos
importantes entes de participación, lo cual en modo alguno puede ser positivo.
Estos autores refieren, por
ejemplo, cómo el sindicalista Fidel Velázquez capitaneó la Confederación de
Trabajadores de México (CTM) casi que de por vida, poniéndola al servicio de
los intereses del PRI, apalancándose en un entramado de favores
gubernamentales, corrupción y potenciamiento del liderazgo personalista dentro
de la institución.
Velázquez and the CTM came to symbolize everything that was wrong with
the mexican labor movement: its capture by leaders with absolute and seemingly
perpetual dominance, its flourishing corruption and personalism, and its
tendency to sacrifice the interest of union members at the President’s behest
(…) (Levy & Brubn, 1999,
p.528).
b)
El
pasado no democrático y la tendencia autoritaria en México
Tal y como hemos revisado y
constatado en casos de estudio anteriores, en varios países de Latinoamérica la
inviabilidad de la democracia liberal como modelo obedece en buena medida a la
tradición autoritaria que han heredado estas naciones de su pasado colonial;
tradición que en todo caso determina buena parte del curso de la historia que
se ha escrito a posteriori y donde las falencias de la democracia se hacen patentes.
En México el establecimiento de
un régimen plenamente democrático siempre fue difícil: por una parte se hereda
buena parte de la cultura autoritaria proveniente de la monarquía española y
por la otra la propia del “caciquismo” o la forma despótica como se conducían
algunos jefes aztecas.
Resaltan los autores que de hecho
México nunca tuvo un experimento de democracia liberal moderna que funcionara,
a diferencia de lo ocurrido en países como Venezuela o Argentina (p. 556). En
este sentido se destaca que lo más cerca que se ha estado de experimentar una
democracia moderna en dicho país fue en el período de La Reforma (1855-1876).
En este lapso, capitaneado la mayor parte del tiempo por Benito Juárez, México
experimentó libertades civiles, elecciones, crecimiento económico, movilidad
socioeconómica y educativa, estabilidad política y el imperio de la Ley.
(Ibídem, p.524)
El "Benemérito" Benito Juárez
Sin embargo, resulta paradójico
que en el caso mexicano -al menos desde el triunfo de la revolución y el
establecimiento del PRI como partido gobernante- el tinte autoritario de los
gobernantes haya sido atenuado por el hecho de que éstos han sido solamente
civiles, subsumiendo a los militares a sus funciones de cuartel. Así, este
autoritarismo-civil, ha sido capaz de brindar una estabilidad política
considerable a un país que no experimentó golpes de Estado ni gobiernos
militares cuando éstos eran moneda de curso corriente en la mayoría de los países de Latinoamérica.
In fact, in México many factors associated with democracy stability promoted
a civilian authoritarian rule that managed the most impressive political
stability in all of Latin America regardless of regime type. No other major
Latin America nation has sustained civilian rule throughout the postwar period:
Mexico’s predates that period (…) (Levy,
Brubn, 1999, p.521).
c)
La
censura a los medios de comunicación
Un elemento harto importante en
la edificación de una democracia moderna es la existencia de medios de
comunicación libres y plurales, en tanto éstos se erigen como una suerte de
vigilantes de la gestión pública y permiten abonar el terreno en lo referente a
la rendición de cuentas que deben hacer los políticos de su actividad de
gobierno.
En el caso mexicano la actividad
de los medios de comunicación estuvo severamente restringida y condicionada por
muchas décadas: censura, auto-censura, persecución a periodistas y chantajes
por prebendas figuran como aspectos negativos que caracterizaron la actividad
periodística en dicho país durante el período al que hacemos referencia en este
análisis.
El eslabón de la libertad para
ejercer la actividad periodística dentro de los medios de comunicación -que
opera dentro de la dimensión “Civil Society and Associational Life” enunciada
por Hartlyn, Diamond, Linz y Lipset- es junto a las organizaciones civiles y
sindicales uno de los que se ven más fuertemente penetrados por el Estado
mexicano durante esta etapa, comprometiendo así la transparencia de la información
que se divulga a través de estos medios y a la vez limitando la capacidad de
los mismos para vigilar la gestión pública de los gobernantes de turno. Esto,
en último término perjudica a los ciudadanos, en tanto se les oculta
información y además distancia a los gobernantes de la necesaria rendición de
cuentas vertical y horizontal necesaria para hacer que la democracia funcione.
These points about societal freedom –its limits and its growth- are
further illustrated by analysis of the media and public debate. Outright
repression and censorship exist. Reporters have been intimidated and even
killed. More often, there has been self- censorship, encouraged by overlapping
elite interests in “macro” orientations such as growth and stability and
reinforced by “micro” tools such as dependence on government advertising
revenue, control over the supply of inputs such as paper, and supplemental
state stipends to friendly reporters (Levy,
Brubn, 1999, p.532).
d)
la
instauración de una hegemonía monopartidista y la tendencia al presidencialismo
centralista
Este aspecto, operante sobre la dimensiones
de las “Political Institutions” (partidos políticos, sobre todo) y a la vez en
la del “State Structure and Strength”, es quizá el que deja en mayor evidencia
las falencias de la democracia mexicana.
El Partido de la Revolución
Institucional –incluyendo a sus organizaciones antecesoras- ganó las elecciones
Presidenciales en México de manera continua, gobernando desde 1929 hasta el año
2000, cuando perdió la primera magistratura frente al candidato del conservador
Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox. Esto no tiene parangón en ningún
otro país de América y posiblemente del mundo.
Ahora bien, las sucesivas
victorias del PRI se prestaron en no pocas ocasiones a cuestionamiento debido a
denuncias de supuestas irregularidades electorales en las que incurría el
partido para conseguir la victoria en las urnas. Así pues, el PRI se convirtió –apalancado en
su capacidad de penetrar en vastos sectores de la sociedad mexicana- en quizá
el único centro de acción política del país por muchas décadas, con todos los riesgos y vicios que esto
comporta. De hecho, en la Elección Presidencial de 1976 el candidato priista
concurrió a las urnas sin rival alguno, en tanto la oposición veía que el
sistema y árbitro electorales estaban permeados
en tal medida por el partido oficial que era virtualmente imposible
ganarles una elección.
Un caso paradigmático de
irregularidades lo constituye la elección presidencial de 1988, donde en pleno
recuento de los votos por parte del organismo electoral mexicano, la plataforma
sobre la que estaba montada el sistema experimentó una súbita caída, hecho que
dirigentes opositores al PRI calificaron como una muestra evidente de
amañamiento en el conteo. El resultado de esta elección determinó que el
ganador era Carlos Salinas de Gortari, del PRI. Salinas derrotaba en aquél
entonces a Cuauhtémoc Cárdenas del recién fundado e izquierdista Partido de la
Revolución Democrática (PRD) y a Manuel Clouthier del PAN.
La instauración de la hegemonía
de un solo partido en el gobierno, es a nuestro modo de ver, perjudicial en
muchos sentidos, en tanto produce el enquistamiento de grupos en el poder y
contraviene un valor esencial de la democracia como es la alternancia en las
posiciones gubernamentales. Esto es más peligroso aún si este grupo político
tiene visos autoritarios y busca permear esferas propias de la sociedad civil,
tales como sindicatos y medios de comunicación.
Otro rasgo importante sobre la
estructura adoptada por el Estado mexicano durante nuestro período de estudio
es el Presidencialismo con tendencia a centralizar la toma de decisiones y por
ende el poder.
The structural reality of Mexico’s undemocratic civilian rule has been
overwhelmingly centralized. Mexico’s has been a presidential system with only
limited roles for the judiciary, the legislature, and state and local
governments (Levy,
Brubn, 1999, p.555).
Esto deja entrever el alto grado
de dependencia de los gobiernos locales con respecto al poder central
encabezado por el Presidente de la República. De allí que quien controlara la
primera magistratura prácticamente podía condicionar el resto de la vida
política del país.
La tendencia a la centralización
del poder en México no es fortuita, en tanto representa una solución (si es que
así puede calificársele) al problema de los caudillos regionales que
resquebrajaron la paz y la estabilidad política del país durante el Siglo XIX.
Así pues, Levy y Brubn recuerdan lo difícil que resultó para el liderazgo
político mexicano establecer un gobierno central que diera cierto criterio de
unión al país:
Mexico failed to establish stable
central government until the late nineteenth century under Porfirio Díaz.
Following the turmoil of the revolution and even into the 1930’s regional and
village strongmen ruled outside the grasp of Mexico City. (Ob. Cit, p.534)
e)
La
existencia de clivajes producidos por grandes desigualdades económicas y
sociales entre los mexicanos.
Aún y cuando México desarrolló
etapas de crecimiento económico considerables durante la etapa de estudio que
referimos, no es menos cierto que dicho crecimiento no se tradujo en una
política de distribución del ingreso que contemplara el beneficio por igual
para todos los sectores de la sociedad mexicana. Este hecho, sin embargo, no
llegó a desencadenar episodios de violencia tales como golpes de Estado o
explosiones sociales, tal y como ocurrió en otros países del continente (aún y
cuando coadyuvó a la aparición de grupos guerrilleros como los “Zapatistas”,
que posteriormente fueron erradicados).
Key hypotheses on class structure and cumulative cleavages do not
suggest favorable conditions for democracy in Mexico. The distribution of
wealth is terribly unequal (Levy &
Bruhn, 1999, p. 552)
La particularidad de la sociedad
mexicana recae en que los sectores más desfavorecidos son, tradicionalmente
vastos grupos indígenas que viven en comunidades rurales. Estos sectores, como
recalcan Levy y Bruhn, fueron tradicionalmente marginados y lograron cierta
inclusión política y consideración con la llegada de la Revolución (p.553).
Coincidimos con la visión que
contempla que el crecimiento económico per sé no hace exitoso al régimen
democrático. Para que esto sea así es necesario que la distribución de la
riqueza a través de programas orientados a fortalecer la educación y la sanidad
públicas –por ejemplo- encamina al régimen democrático a su concepción
verdaderamente democratizadora de todos los ámbitos de la vida, al tiempo que
reduce las fricciones y clivajes que podrían ponerlo en riesgo y en cuestionamiento.
En el caso mexicano, donde la población indígena es tan numerosa, resulta
terrible que la distribución del ingreso no alcance a estos sectores.
En definitiva, la semi-democracia
mexicana se caracteriza por muchos factores, pero en nuestro criterio son cinco
los que tienen mayor peso para definirla: a)El proceso de cooptación de los
sindicatos, b)El pasado no democrático y la tendencia al autoritarismo en
México, c) La censura a los medios de comunicación, d) La instauración de una
hegemonía monopartidista y el presidencialismo centralista y e) La existencia
de clivajes producidos por grandes desigualdades económicas y sociales entre
los mexicanos.
Bibliografía
Diamond
L, Hartlyn J, Linz J & Lipset S. (1999). Democracy
in developing countries. Colorado: Lynne Rienner.
Nehomar Adolfo Hernández (*)
(*) Paper elaborado para el seminario "Las democracias en América
Latina" dictado por el Profesor Adolfo Vargas en la maestría en Ciencia
Política de la Universidad Simón Bolívar. Caracas-Venezuela.
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