Según Valenzuela
(1999, p. 191) el caso de la democracia chilena constituye un “excepcionalismo”
dentro del establecimiento y desarrollo de las democracias en América Latina y,
más aún, en las que tuvieron lugar en el cono sur del continente americano.
Así pues, el “excepcionalismo”
democrático chileno es explicable en la medida en que se entiende que en dicho
país se produjeron ciertas situaciones puntuales que ayudaron al establecimiento
de la democracia. Las variables que explican este fenómeno son múltiples, pero
entre las más resaltantes encontramos las siguientes: a) Las decisiones adoptadas por el liderazgo político post
independentista chileno, b) La
apertura que da la derecha conservadora chilena a las reformas (la ampliación
del derecho al sufragio) en el Siglo XIX y c)
La dinámica de generación de consensos para gobernar en el Siglo XX: el ganador
no puede quedarse con todo. En
conclusión, consideramos que este conjunto de variables fueron determinantes en
el establecimiento de la democracia en Chile.
Además, vemos como esas tres
variables puntuales que hemos descrito anteriormente, operan sobre varias de las
dimensiones generales que determinan el desarrollo y consolidación de las
democracias y están enunciadas por
Diamond, Hartlyn & Linz en su libro Democracy
in Developing Countries (1999). Así pues, nuestra variable “a” opera sobre la dimensión del Political Leadership (Liderazgo
Político) y el Historical Legacy (Legado Histórico), en tanto que la “b” lo hace sobre el liderazgo
político, pero a la vez lo hace sobre la dimensión denominada Inequality,
Class, and other cleavages (desigualdad, clases y otros clivajes); finalmente,
la variable “c” opera sobre la
dimensión de las Political Institutions (instituciones políticas; partidos en
este caso) y la Political Culture (Cultura Política).
Las decisiones adoptadas por el liderazgo
político luego de la independencia chilena
Este
primer elemento remarca la concepción “excepcional” del proceso de
establecimiento de la democracia chilena. Esto, toda vez que, como acota
Valenzuela (Ob. Cit., p.195), en este país –a diferencia de lo que ocurrió en
la mayoría de las otras naciones suramericanas- los héroes militares de las
guerras de independencia no se constituyeron en caudillos que optaron por la
vía de concentrar todo el poder político en un liderazgo personalista y
autocrático, sino que por el contrario dieron los primeros pasos para tratar
constituir una democracia liberal que, básicamente, respetara la separación de
poderes.
Valenzuela hace especial énfasis
en el caso de quien se consagra como el primer gran héroe nacional de Chile: el
General Manuel Bulnes, a quien se le recuerda por haber conducido a las tropas
chilenas durante la guerra llevada a cabo entre 1838 y 1839 contra la
confederación Peruano-Boliviana. Bulnes, quien finalizada la guerra y entrado
el año de 1840 se hace con la presidencia chilena, hace –según Valenzuela-
importantes reformas que contribuyen a la creación de una verdadera República
democrática, rehusando así convertirse en el típico caudillo militar
latinoamericano:
First, Bulnes refused
to rule autocratically, giving substancial autorithy to a designated cabinet
carefully balanced to represent some of the most important factions of the
loose governing coalition. Though executive power was a paramount, Bulnes
permitted growing autonomy of the courts, and the legislature. In time,
Congress became increasingly more assertive (…)(Valenzuela en
Hartlyn, Diamond & Linz, Ob. Cit., p.195).
b) La apertura que da la derecha
conservadora chilena a las reformas (la ampliación del derecho al sufragio) en
el Siglo XIX.
Un
asunto fundamental para entender la construcción de la sociedad política
chilena en el siglo XIX es, según el propio Valenzuela, la pugna que surge
entre los sectores socialmente conservadores y su contraparte liberal, debido a
la discrepancia planteada en torno al grado de intervención que debía ejercer
la iglesia católica en la política. Este tema es de hecho, a juicio de
Valenzuela, el que generará el clivaje más importante en la sociedad chilena en
el S. XIX, al punto de ser el punto de partida para la creación del longevo
Partido Conservador Chileno que pugnará por el poder con el Partido Radical
Chileno. (Valenzuela en
Hartlyn, Diamond & Linz, Ob.Cit., p.196)
Una vez que los conservadores
arriban al poder además del asunto religioso, la ampliación de los derechos
políticos de los ciudadanos se vuelve un tema de discusión. Los Radicales
atacarán a las administraciones conservadoras por acumular el poder y
restringir las decisiones políticas en círculos elitistas muy cerrados, al
tiempo que solicitarán que se amplíe el derecho al sufragio a la mayor cantidad
posible de ciudadanos. Esta ampliación se dará, no de la noche para la mañana,
pero sí de manera más rápida a como se dio en muchos países de Europa.
Así pues los conservadores
chilenos, como explica Valenzuela, harán reformas liberales claves en la
extensión del derecho al sufragio de los ciudadanos, esto no porque se
confiesen creyentes de la prédica liberal, sino porque en último término
–contando con relativo apoyo popular para mediados del S.XIX- les permitió
seguir capturando posiciones de gobierno y aliviar los clivajes existente con
sus opositores (Ob.Cit, p.197).
Esta temprana apertura liberal
chilena, donde actores –aparentemente antagónicos- como los Radicales y los
Conservadores logran llegar a ciertos puntos en común, aporta una experiencia
importante para la construcción del sistema democrático en ese país.
c) La dinámica de generación de consensos
para gobernar en el Siglo XX: el ganador no puede quedarse con todo
Siguiendo
la explicación de Valenzuela, es destacable el hecho de que, desde 1932 hasta
finales de los años noventa, la votación en las elecciones presidenciales
chilenas estaba divida en tres tercios relativamente iguales: un tercio de los
votantes tendían a inclinar su voto por las opciones de la derecha, mientras
que un segundo tercio lo hacía por la izquierda y un tercero lo hacía por el
centro (Ob.Cit, p.202). Este hecho fue coadyuvado, sin duda, por la temprana
existencia en Chile de partidos que representaban a estas distintas tendencias
ideológicas.
Esta dinámica, en la que si un
candidato presidencial quería ganar la elección presidencial debía pactar con
alguna de las otras dos fuerzas (generando coaliciones electorales
generalmente) o bien una vez en funciones de gobierno debía pactar con algunas
de esas dos fuerzas para poder obtener mayoría en el Congreso, imposibilitaba
en todo sentido que se impusiera la regla donde el ganador de la elección se lo
llevaba todo y podía gobernar a sus anchas sin llegar a consensos con otras
fuerzas políticas.
Since majorities were
impossible to achieve, Chilean presidents were invariably elected by coalitions
or were forced to build governing coalitions with opposing parties in Congress
after the election (…) (Valenzuela en Hartlyn, Diamond
& Linz, Ob. Cit., p 203)
Esto
originaba un ambiente de negociación permanente que obligaba al Presidente a
tender puentes con sectores ideológicamente dispares al suyo, para poder
mantener en funcionamiento las coaliciones de gobierno, hecho que en todo caso devenía en una sana praxis que
fortalecía la vida democrática del país.
De hecho, Valenzuela resalta que esta práctica se
quiebra a mediados de los 60’s cuando, una vez en el poder, la Democracia
Cristiana (Centro) cree que puede apoyarse en su respaldo popular para
desmontar el tradicional sistema de gobierno bajo coaliciones e intenta –a
través de Eduardo Frei- ejercer funciones gubernativas sin negociar,
recurriendo a la concepción de que el partido mayoritario puede gobernar sólo.
En este sentido los demócratas cristianos adelantan además una serie de
reformas con las que vetan al Congreso en el manejo de asuntos vinculados con
las decisiones económicas del país, recayendo estas últimas –luego de la
reforma- en la exclusiva potestad del Presidente. Esto más tarde le pasará
factura a la democracia chilena, puesto que Salvador Allende utilizará estos
poderes en su administración presidencial para nacionalizar empresas y
radicalizar su proyecto socialista, que al fin y al cabo terminará dando al
traste con la democracia chilena para
abrir el paso a la era de la dictadura militar encabezada por el General Augusto
Pinochet.
En resumen, la variable “a” de
nuestro estudio explica desde el punto de vista de la historia, cómo Chile fue
capaz de salirse de la tradición latinoamericana del caudillismo, a la vez que
da cuenta de cómo el liderazgo político de hombres como el General Bulnes fue
determinante para la construcción de la democracia chilena.
Por su parte, la variable “b” explica el “excepcionalismo chileno”
desde la perspectiva donde el liderazgo político de la derecha conservadora fue
capaz –más por razones prácticas que de convicción ideológica- de dar pasos
hacia la ampliación del derecho al sufragio en este país en la segunda mitad
del S.XIX, lo cual coadyuvó en la construcción del camino democrático. Si lo
visualizamos en otra dimensión de estudio, la decisión de ampliar el derecho al
sufragio en Chile y de atenuar la vinculación de la iglesia católica en los
asuntos políticos ayudó disminuir la desigualdad política y por ende a reducir
los clivajes sociales que podían comprometer el éxito de la democracia.
Finalmente, la variable “c”
nos permite visualizar cómo el mantenimiento por parte de los chilenos de una
cultura política que no tendió a polarizarse en torno a ideologías extremistas
(sino que en cambio se compartía entre tres tendencias ideológicas) les
posibilitó disfrutar de largas décadas de vida democrática. Por otra parte, la
tendencia del rico sistema de partidos políticos chileno y la tradición de
acudir a las elecciones y tratar de gobernar bajo coaliciones permitió también
que el sistema democrático funcionara con éxito en dicho país. Prueba de ello
es que, cuando un partido (la democracia cristiana) trató de gobernar sin
consensuar con otras organizaciones, el sistema comenzó a hacer aguas.
Nehomar Adolfo Hernández (*)
Bibliografía:
Diamond L, Hartlyn J, Linz J & Lipset S. (1999). Democracy in developing countries. Colorado: Lynne Rienner.
(*) Paper elaborado para el seminario "Las democracias en América Latina" dictado por el Profesor Adolfo Vargas en la maestría en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar. Caracas-Venezuela.
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