La guerra: ¿continuación de la
política por otros medios?
Al
hablar de la guerra, de entrada Von Clausewitz hace la distinción de que ésta,
de manera global, puede ser entendida como un "acto de fuerza" en el
que media un duelo entre dos actores que tienen intereses contrapuestos y en el
que, en último término, lo que persiguen ambos no es otra cosa más que el
"obligar al adversario a acatar nuestra voluntad" (p.7).
Al
ser la guerra un acto que generalmente ocurre entre países (al menos desde la
visión desde donde en líneas generales lo enfoca el autor), su puesta en marcha
obedece a intereses de naturaleza política. Esta afirmación se compadece con el
razonamiento que hace Von Clausewitz en torno a que la guerra -aún y cuando
contempla una lógica propia que obliga a orientarla a través de mecanismos
particulares- tiene un fin eminentemente instrumental
que, en último término, persigue la consecusión directa de objetivos
políticos. Así pues, podemos observar que aún y cuando la "victoria"
en la guerra generalmente es analogada al desarme del contrario, o a la
sumisión de éste a nuestros designios, los objetivos reales que se persiguen
más allá de estas dos cosas están vinculados con aspiraciones de tipo político,
las cuales -por cierto- siempre son las que tienden a originar el conflicto.
Cuando
sale a colación la frase arquetípica de Von Clausewitz: "La guerra es la
continuación de la política por otros medios", no se puede hacer otra cosa
más que suscribirla. Un ejemplo clásico de ello puede ser puesto en el tapete
si observamos lo siguiente: cuando surge
una disputa entre dos naciones por un determinado territorio, y ésta se torna
imposible de resolver por la vía ordinaria de los tratados y la diplomacia, se
acude a la vía de las armas para reclamar lo que cada país considera suyo. Es
allí cuando vemos que la causa originaria del conflicto es política, como política será la conducción que se le de al mismo
hasta que, alguna de las dos naciones en disputa se someta a la voluntad de la
otra. Este ejemplo, donde las motivaciones políticas son el motor del conflicto
y la vía diplomática se torna insuficiente para resolución del mismo, se
evidencia claramente en lo ocurrido en la guerra por la disputa del territorio
de las Islas Malvinas, que tuvo lugar en la década de los ochenta entre la
República de Argentina y la Gran Bretaña.
Lo
que decimos más arriba es confirmado en tanto y en cuanto este autor deja
entrever, que el nivel de esfuerzo (entendido como la cantidad y calidad de las
acciones militares que se emprendan a través de las armas) que se pone en
marcha en el campo de batalla es directamente
proporcional a la magnitud del objetivo
político que se busca lograr. De allí que, evidentemente las gigantescas
acciones militares que emprendió el eje nazi-fascista durante la 2da Guerra
Mundial están directamente asociadas a las enormes dimensiones del objetivo
político que perseguían: la conquista de territorios de considerable extensión
en buena parte de Europa y, más allá de ello, la intención de establecer un
nuevo orden mundial.
En
Von Clausewitz se advierte -en alguna medida- la intención de desestimar la
guerra como una mera expresión de irracionalidad y del desbordamiento de bajas
pasiones que puede producirse en una circunstancia dada. Todo esto en la medida
en que el autor considera que la conducción de la guerra se da, en la mayoría
de los casos, en un marco donde preponderan ciertos criterios de planificación
racional por encima del odio fortuito. La guerra, en todo caso, se rige bajo
criterios tácticos y estratégicos que están emparentados con la política, ya
que el conflicto "surge siempre de una circunstancia política, y no tiene
su manisfestación más que por un motivo político. Es pues, un acto
político." (p.19)
En
esencia, la política (mirada a gran
escala en la práctica de los Estados-Nación) no puede jamás desechar la opción
de la guerra como un mecanismo para
la consecución de sus objetivos, con lo que la vinculación entre política y
guerra es innegable. Esto se resume en la afirmación que hace el autor acerca
de que "(...) el propósito político
es el objetivo, mientras que la guerra constituye el medio, y nunca el medio
debe ser pensado como desposeido de objetivo." (p.20).
La política: ¿continuación de la
guerra por otros medios?
El
invertir la afirmación clásica de Von Clausewitz de que "La guerra es la
continuación de la política por otros medios" en modo alguno puede ser
vista como una intención de contradecirla. Esto pues, si entendemos que la
guerra es un asunto siempre latente cuando
hablamos de las relaciones entre naciones
y que, aún cuando un país termina sometiendo a otro luego de un largo
proceso de guerra, lo que sigue es siempre un pacto de paz sujeto a ciertas
condiciones que no necesariamente implican que la tranquilidad (ausencia de
confrontación bélica) será algo eterno. Ninguna relación donde exista un vencedor y un vencido es inmune a que, pasado un tiempo, se reavive el
conflicto armado. Así pues, mientras la "reaparición" de la guerra se
plantea como una posibilidad, la política y sus mecanismos obrarán para fungir
como catalizador en el conflicto de intereses presente entre sus actores.
La
evidencia de que también podemos considerar a la política como la continuación
de la guerra por otros medios se evidencia en la afirmación categórica de que
"La guerra con su resultado, no es nunca algo absoluto", en tanto
"(...) el Estado derrotado a menudo ve en ese final un mal transitorio al
que cabe encontrar remedio en las circunstancias políticas posteriores"
(p.12).
Esto
se hace aún más evidente en casos donde, por ejemplo, una nación que resulta
"derrotada" tras un proceso de guerra emplea mecanismos inherentes a
la actividad política para buscar hacerle frente -y superar- a su adversario:
lograr posicionamiento en organismos internacionales a través de la labor
diplomática (ONU, OEA); lograr mayores índices de desarrollo económico que la
otra nación (en pos de volverse más competetiva que ésta), etc. De allí que,
teniendo en cuenta que "La política es la inteligencia del Estado
personificado" (p.20) y leyendo entre líneas a Von Clausewitz, en la
dicotomía política-guerra no existen victorias
ni derrotas definitivas, sino que en cambio se trata de un continuum en el cual las naciones siempre
estarán valiéndose de distintos mecanismos que les permitan alcanzar su
objetivo esencial: imponer su voluntad al contrario.
Bibliografía
VON CLAUSEWITZ, C (2002). De la Guerra. Recuperado de: http://lahaine.org/amauta/b2-img/Clausewitz%20Karl%20von%20-%20De%20la%20guerra.pdf
Nehomar Adolfo Hernández
*Trabajo realizado por el autor para la asignatura "Elementos para el análisis político" de la Maestría en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar (USB)
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